Nuestro Niño Interior
Cuando nacemos, como dicen por ahí, llegamos limpios y puros.
Bien eso es debatible dependiendo tus creencias, en el caso si es tu primera vez en esta dimensión, si lo creo. En el caso de reencarnación y aplicando la teoría donde tú decides misión de vida, eres “limpiado” llegando con poco o nulo recuerdo de tu paso físico.
Aun así, con cierta personalidad ya sea aplicada por los astros, por tu glándula predominante, etcétera, llegas a este mundo como un lienzo casi en blanco.
Porque existe la teoría de que escuchas todo lo que tus padres y cercanos hablan, de que las emociones de tu madre son transmitidas, ya que a final de cuentas toda la relación es por la química del cuerpo.
Como y que es ser niño
Inocente
Curioso
Aprendices
Honesto
Honorable
Líder
Enrolador
Sencillo
Humilde
Vive en el aquí y ahora
No filtra emociones (enojón, caprichoso, extremo)
Agradecido
Amoroso
Inicia el acondicionamiento
Según mis meditaciones sobre el tema, estimo que alrededor de 4 o 5 años, es cuando ya empiezas a ser condicionado, aleccionado y educado por factores externos, tus padres, familiares, amigos, escuela y sociedad.
Cargamos todo el acondicionamiento de nuestro vecindario. Así que al entrar a la primaria ese lienzo en blanco ya está muy pintado con una personalidad entre propia y forjada.
¿Y qué sucedió con nuestro niño interior?
Puede que hayas tenido a tus dos padres, puede que solo a uno, hayas sido criado por familiares como tus abuelos, tíos, etcétera o no tuviste a ninguno de los dos.
Las personas o situaciones que te crían, provocan empujar a tu niño a una prisión tanto en tu corazón como tu mente y agrega que nuestro tonto deseo de crecer rápido, porque como niños no podemos “hacer ciertas cosas”, te pregunto ¿cuántas veces has pensado que prefieres regresar?
Por lo que dejaste de comunicarnos con él, olvidando, relegándolo y pensando que volver a tomarlo en cuenta sería una tontería, te pregunto, en tus creencias, ¿los niños no tienen idea alguna de la vida?
Ya sea por pena, por tus creencias o las exteriores, la cerradura de la prisión se oxido y ya tu niño interior no sale.
Consecuencias de la prisión de nuestro niño interior
Todo estos no son regla, ya que recuerden que seguimos siendo aprendices y por más duro como piedra, seamos, podemos pulirnos, cambiar nuestras creencias y transformarnos en una mejor versión de nosotros.
Tus primeros villanos, son tus primeros héroes y amores en tu vida, tus padres.
Al perder contacto con tu niño interior, primero todo aquello que se guarda en tu subconsciente forjan esas partes “débiles” de tu personalidad.
- Acumuladores
- Apegos
- Sobreprotectores
- Desconfianza
- Abandono
- Celos
- Violencia
- Ego
Si en tus relaciones se convierten en tratar de llevar todas estas situaciones no resueltas en tu niñez, ya que una inteligencia emocional conlleva a sanar tu niño interior, todas las carencias y excesos que tuvo.
Sanar a nuestro niño interior
Te doy estos pequeños pasos para sanar tu niño interior o por lo menos para reconciliarte con él (tomado del Blog De mi casa al mundo).
(1) LA FOTO
Busca una foto tuya de cuando eras pequeña/o, puede ser una que te guste mucho o una que no te guste nada, la que te sientas, y métela en tu cartera, en uno de esos apartados para fotos. O como fondo de pantalla en el móvil.
Lo importante es que cada vez que abras la cartera y veas la foto, dirijas algún pensamiento cariñoso a esa niñita/o necesitada de amor.
Es más, dale algún capricho de vez en cuando. Algo así como: “Mira que mona eres, que niña más extraordinaria y nadie se daba cuenta. Yo sí sé lo maravillosa que eres y por eso me voy a comer un helado contigo” Y te comes un helado, o una tarta o lo que sea en su honor y lo disfrutas.
Este ejercicio es una manera muy fácil de despertar a esa niña/o interior y llevarla siempre contigo de forma presente, y cuidarla, y protegerla, y amarla.
Y si alguien te pregunta por la foto, no importa que des explicación alguna, simplemente di algo así como “Encontré esta foto en la que salgo tan mona y me apetecía llevarla en la cartera”, o lo que sea…
Cuando yo hice este ejercicio, fui a casa de mis padres a buscar fotos de cuando era pequeña y me di cuenta de que en todas salía con una cara muy tristona. Me impactó tanto que me entraron muchas más ganas de empezar a cuidar y amar a esa niñita que yo era.
Y bueno, me ha funcionado, ahora haz tú la prueba.
(2) EL DIARIO DE PENSAMIENTOS
Busca un cuaderno bonito o una libreta que puedas guardar en el cajón de tu mesita de noche y de vez en cuando escribe algo que te ayude a definir a tu niña/o interior.
Sólo tú sabes cómo era en realidad, qué le pasaba, cómo se sentía. Y sólo tú puedes asegurarle que sabes lo que le pasa y que le vas a amar y a proteger.
Estas preguntas te pueden servir de guía:
¿Quién era?
¿Qué esperaba mi madre/ mi padre de mí?
¿Qué valoraba mi familia de mí?
¿Qué hice para ser amada/o durante mi infancia?
¿Cómo fue mi niñez?
¿Cómo me sentía?
¿Cuáles son mis mejores recuerdos?
¿Y cuáles son los peores?
¿Por qué lloraba?
¿Cuál era mi miedo más terrorífico?
¿Qué cosas odiaba hacer?
¿Cuáles eran mis secretos?
¿Alguien me decía palabras cariñosas?
¿Cómo lo pasaba en el colegio?
¿Alguien sabía lo que me pasaba?
¿Quién me protegía?
¿Cómo imaginaba mi futuro cuando fuese mayor?…
Y ahora la pregunta es, ¿es importante recordar estas cosas? ¿Sirve para algo?
Pues sí, sirve y mucho. Siempre que queramos vivir de forma consciente y sin ceguera emocional, claro. ¿Si no, qué puede pasar? Pues sin darnos cuenta provocamos una distancia afectiva con los demás y especialmente con relación a nuestros hijos, que es enorme, aunque nuestro discurso engañado nos haga creer que los queremos con locura y que está todo bien.
El tema es que la única manera de poder conectar de verdad con los demás es entrando en ti, y entenderte en profundidad, haciendo consciente todo lo que te ha acontecido.
Escribir este cuaderno que te propongo, no es fácil, es doloroso. Pero la cuestión es que ese dolor se acaba transformando en sanación, porque poco a poco vas liberando, haciendo conscientes cosas reprimidas desde hace mucho tiempo.
Así que, si te animas a hacerlo y cuando lo escribes, lloras, o te enfadas, o te sale la rabia… Entonces, enhorabuena, es que lo estás haciendo bien.
(3) BUSCA ALGUIEN QUE TE GUÍE: Tus hijos
Si hay alguien que está conectado a su ser esencial, y es puro amor, cien por cien emociones, son los niños.
Tus hijos pueden ayudarte muchísimo a sanar. Para ello tienes que entrar en su mundo, dejarte llevar por sus locuras de niños, sin juicios, sin reproches, solo sintiendo y liberándote.
Algunas veces cuando lo he propuesto, me he encontrado mamás reticentes, que no se sentían capaces de tirarse en el suelo y empezar a hacer piruetas, o ponerse un tutú y bailar dejándose llevar por completo, o empezar a imitar animales como si se les fuese la vida en ello… Y es que una cosa es jugar un ratito con ellos a hacer un puzle o leer un cuento, y otra muy distinta, meterse en su mundo y desinhibirse por completo.
En estos casos les proponía un ejercicio sencillo que aprendí de Evania Reichert (aquí te presento un libro suyo, muy recomendable para papás y profesionales que trabajen con niños).
Se trata de entrar en movimiento durante unos minutos, moviendo todo el cuerpo, hacer algo así como bailar, correr, saltar, mover brazos y piernas, sin sentido, sin buscar ningún objetivo.
Transcurrido este tiempo, para por completo quedándote de pie. Entonces cierra los ojos y céntrate exclusivamente en tu respiración y en la energía que brota de tu cuerpo (un estado de activación muy alto), siéntela.
Es una sensación maravillosa. Pues bien, ésa es la energía que siente un niño pequeño todo el tiempo, que le impulsa a descubrir el mundo, a jugar, a disfrutar…
Si puedes hacer este ejercicio y entenderlo, entonces estás preparada para dejarte guiar por tus hijos y hacer por tu niña/o interior todo aquello que no hiciste.
(4) AMAR, PERO DE FORMA ALTRUISTA
Esto no es que lo diga yo, es que lo dicen todos los más grandes guías espirituales de la historia, desde Teresa de Calcuta, hasta Ghandi, pasando por Buda o Jesucristo.
Y es algo que he podido también constatar en muchos casos que han confiado en mí.
Por muy vacíos que nos sintamos por dentro, por mucho dolor que tengamos reprimido, lo podemos llenar, lo podemos sanar.
¿Cuál es la manera?
Amando al otro de forma altruista. Amar porque sí. A cambio de nada.
Ésta es la mejor manera de sanarse, y por otra parte de alcanzar la felicidad.
Pero ¿cómo?
Cada uno puede encontrar la manera. Hay cientos de oportunidades cada día para hacer esto; con tu familia, con tus amigos, con tus conocidos, con los desconocidos, con personas, con niños que te necesitan.
Pronto te contaré una de las varias maneras que he encontrado para hacer esto mismo y que me tiene muy emocionada. (Mira aquí y aquí).
Pero en realidad no importa que sean grandes cosas, como te digo cada día tenemos muchas oportunidades y a veces puede ser suficiente con regalar una sonrisa, unas palabras dulces u ofrecer lo que tú sabes hacer a cambio de nada.
Tomado de: https://www.demicasaalmundo.com/blog/4-maneras-de-sanar-tu-ninoa-interior/
Olvidar tu niño interior te olvidas
Siempre tu niño interior te puede aconsejar, te puede llevar, pero sobre todo podrás transformar tu vida a nuevos horizontes.
Gracias.